Fotografía del ciclista Frank Lenz.
Historia de la bicicleta

Frank Lenz y su trágico destino

La gente se amontonaba a mi alrededor de tal manera que era imposible que me montara en la bicicleta, mucho menos pedalear – Frank Lenz.

El ciclo aventurero Frank Lenz, quiso tomarle el testigo a Thomas Stevens y ser el segundo en recorrer el globo montado en bicicleta. El viaje de Frank Lenz contaba con tres diferencias, una, sería el primero en hacerlo de Este a Oeste, dos, llevaría su cámara y, tres, se acabaría convirtiendo en una trágica historia de la que nunca iba a regresar. La revista Outing había aceptado financiar el viaje a cambio de obtener material para realizar una serie de reportajes llamados “Around the world with Wheel and Camera”.

Fotografía del ciclista Frank Lenz.

Fotografía del ciclista Frank Lenz.

COMIENZA LA AVENTURA

El 15 de mayo de 1892, el joven ciclista, montado en una de las mejores bicicletas de la época (una bicicleta de seguridad, modelo Victor), partía hacia Washington D.C, donde puso los papeles en regla y obtuvo el pasaporte.

Después, llegó a New York para fijar los últimos flecos de la ruta con la revista Outing y comenzar oficialmente su viaje. El 4 de junio sale desde Nueva York, acompañado de 100 ciclistas más.

Itinerario viaje ciclista Frank Lenz.

Itinerario ciclista Frank Lenz.

Tras 3 meses pedaleando consigue cruzar América, un viaje sin incidencias, excepto por un hecho que le ocurrió al llegar casi a Minneapolis.

El tren pasó apenas a dos palmos de mí, haciendo que el puente vibrase y crujiese como si fuera a venirse abajo en cualquier momento. Mis sensaciones en ese momento son más fáciles imaginarlas que escribirlas.

Lenz casi había sido atropellado por un tren mientras cruzaba un estrecho puente. Escapó por poco de un salto, con bicicleta incluida.

La experiencia, como él mismo relata, seguro que fue horrible, pero afortunadamente no pasó nada y su viaje continuó. Llegó a San Francisco un 20 de octubre. En este punto llevaba 107 días de viaje.

ASIA

En octubre partió en barco a Japón, llegando a Yokohama. Lenz compartió con su antecesor, Thomas Stevens, el enamoramiento por la isla. Alabó su cultura, lo buenas que eran sus carreteras para pedalear y el carácter de su gente.

La experiencia empezó a truncarse una vez en China, donde los tramos se hacían cada vez más complicados e intensos, convirtiéndose en un viaje de seis meses lo que iba a ser tres.

La moral y la salud de Lenz iban en declive a medida que completaba etapas. La gente, en el interior de China, era cerrada y desconfiada, se apartaban cuando le veían pasar e incluso, le arrojaban objetos. El joven tuvo que llegar incluso a utilizar su arma, tras perder una oreja en un ataque. Desde ese momento, sólo viajaba de noche.

“Después de un baño y ponerme ropa limpia, me sentí como el hombre más feliz del mundo”

Frank Lenz recuperó su optimismo pero, nuevamente los problemas le azotaron en Birmania. Lluvias inmensas, propias de la jungla, que convirtieron los caminos en ríos y, por si fuera poco, contrajo la malaria.

El joven ciclista seguía sin rendirse. Tomó un barco hasta Calcuta, donde su moral fue recompuesta por la compañía de otros ciclistas con los que se cruzó en el camino. En octubre, se aventuró a la Grand Trunk Road, esa maravillosa ruta que cruzaba India.

Fotografía del ciclista Frank Lenz.

Frank Lenz.

LA ÚLTIMA CARTA DE FRANK LENZ

 

“Anhelo fuertemente el día en el que pueda volver a ver mi hogar”

 

Poco después de cumplir su segundo año de viaje y después de muchos kilómetros recorridos, las ganas de volver al calor del hogar de Lenz eran enormes. Tanto que le envió una carta a la revista Outing plagada de mensajes de nostalgia. Estas fueron las últimas noticias que se tuvieron del joven, justo antes de que partiese a Turquía.

“No tengo ninguna duda de que fue asesinado por los kurdos salvajes”

A día de hoy la muerte de Frank Lenz sigue permaneciendo como un misterio sin resolver. Existen diferentes teorías sobre su final a manos del jefe de una tribu turca, pero su cuerpo nunca llegó a aparecer.

A pesar de no poder llegar a completar su viaje y acabar de esta forma tan trágica, el joven fue un gran aventurero y pionero del cicloturismo que merece ser recordado.

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Una misión sencilla, proporcionar los repuestos y recambios originales que he guardado todos estos años como coleccionista de bicicletas antiguas para que otras bicicletas clasicas de varillas vuelvan a la vida